Entiende por qué te sientes como te sientes cuando te entra el ansia de comer antojos.

Imagínate ésto: has terminado un día duro de trabajo, has acostado por fin a los niños y estás en casa sentada en tu sofá, o bien estás haciendo recados por la calle, y de repente te entra una abrumadora y punzante necesidad de comer. Tienes la temida sensación de un antojo… No te sentirás  bien de nuevo hasta que consigas una bolsa de patatas fritas, una tableta de chocolate, un helado o cualquier otro capricho. Por desgracia hay algo seguro, lo que nos apetece casi nunca es una opción saludable.

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He querido dedicar el post a los antojos porque es algo que se repite a menudo en mis sesiones de coaching:

«A lo largo del día no me cuesta cuidarme ni comer saludable, el problema viene cuando al final del día por fin me relajo. Es mi momento. Y es cuando me entran las ganas de darme un capricho. Pero empiezo y no puedo parar. Y es cuando tiro a la basura todo el esfuerzo que he hecho por cuidarme durante todo el día…»

Así que, ¿por qué son estos antojos nocturnos tan intensos? ¿Y cómo podemos evitar que  dejen de quitarnos nuestras mejores intenciones de cuidarnos?

Nuestros cuerpos necesitan una cierta cantidad de alimento diario, pero es importante ser capaz de distinguir entre el consumo de alimentos por necesidad física y consumir alimentos por algo emocional. Realmente evaluar si tienes hambre o no. Si realmente estás hambrienta, fabuloso, entonces come.

Pero sal de la mentalidad de los antojos.

Averigua si quieres algo crujiente o suave, caliente o frío, picante o dulce. Hay opciones saludables que realmente calman tus antojos. Si quieres algo salado y crujiente, tu mente pasa automáticamente a las patatas fritas, pero piensa en ello, ¿alguna vez una bolsa de patatas fritas te ha dejado satisfecha? Patata procesada, aceite, sal y sin ningún valor nutricional. Opta por verduras crujientes o frutos secos, por ejemplo Si quieres algo cremoso, intenta con el yogur o un aguacate en lugar de helado. Para algo dulce prueba fruta…

Cuando sentimos ganas de comer y anhelamos un alimento específico, no es hambre. El hambre no entiende de antojos.

«Escucha» tu cuerpo porque probablemente signifique que tu organismo tiene deficit en ciertos nutrientes. Si te apetece algo dulce, te está diciendo que necesitas glucosa para ayudar a tu cuerpo a realizar sus funciones y tareas diarias.

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Los antojos de sal se producen cuando no tienes los minerales que se encuentran en la sal natural, sin refinar. El potasio, magnesio, y calcio en realidad se eliminan de la sal de mesa en el proceso de refinado. Cuando te apetece algo salado, condimenta tu comida con sal marina o prueba un poco de alga nori. Si te apetece carne, es probable que tengas un poco de deficiencia de hierro en tu dieta. Si te apetece un helado, es probable que necesites un poco más de grasa. En esencia si se te antoja come, pero opta por la versión natural y saludable de aquello por lo que te estás muriendo.

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Si tienes ganas de comer algo pero no tienes hambre, probablemente estás en busca de llenar una necesidad emocional.

Con frecuencia recurres a la comida porque es una solución instantánea y barata. Recuerda que es sólo temporal, y todos tus sentimientos van a precipitarse de vuelta. Si estás sentada en tu escritorio y de repente sientes un antojo, puede que necesites un descanso y tal vez un poco de emoción. Trata de ir a dar un paseo alrededor de tu oficina o entablar una conversación con algún compañero de trabajo. Después de 10 minutos, tu deseo será un recuerdo lejano. Si al final del día empiezas a soñar con un helado… deja el helado en el congelador, levanta el teléfono y llama a alguien con quien te apetezca tener una conversación agradable o divertida. O pídele mimos a tu pareja. Por lo general, cuando queremos algo dulce, es porque necesitamos un poco de placer en nuestras vidas. Date un capricho y regálate un masaje de diez minutos o una manicura, busca una buena novela, toma un largo baño… Cualquier cosa que te haga sentir como una diosa.

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Así que la próxima vez que tengas un antojo, no te sientas como si tu cuerpo te estuviera saboteando, o que tienes que usar la fuerza de voluntad para superarlo. Trata de entender los mensajes que tu cuerpo te está enviando. Cuando aprendas a descifrar tus antojos y escuchar a tu cuerpo, los antojos se convierten en una herramienta muy útil y saludable.

¿Qué te están diciendo tus antojos?

Si estás interesada en mejorar tu propia relación con tu imagen corporal y con la comida, puedes ponerte en contacto conmigo para el programa de 8 sesiones del Método Ancla diseñado para transformar tu relación con la comida.

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