¿Estar relajada quema calorías?

Sí, has leído bien. Quemar calorías tiene mucho que ver con estar relajada. Y te aseguro que no se trata del típico reclamo barato y te lo voy a argumentar.

Si eres como la mayoría de las personas que intentan perder peso, probablemente estás trabajando duro en ello. Algo que generalmente se considera que es admirable y eficaz. Pero cuando se trata de perder peso, podrías estar colocándote en una situación de desventaja inesperada. Esto se debe a que «trabajar duro» a menudo significa mucho estrés, y cuando estamos en un estado de tensión, ansiedad, preocupación o miedo, nuestro metabolismo cambia dramáticamente.

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¿Alguna vez has tenido la experiencia en la que te has ido de vacaciones, comido mucho más de lo habitual,  y aún así has perdido peso?

Alrededor de una de cada cinco personas  responden a esta pregunta afirmativamente. Otras dirán que comieron significativamente más comida, pero mantienen el mismo peso. De acuerdo con la vieja teoría de la nutrición, esto es imposible o simplemente es un milagro. Pero para nuestra nueva comprensión sobre la digestión y el metabolismo, la razón de esta pérdida de peso es fácil de entender. Durante las vacaciones hacemos algo que es muy inusual para nosotros: ¡nos relajamos! Pasamos de dominancia simpática crónica a un estado parasimpático. Nuestro estado de ánimo cambia nuestro metabolismo hasta el punto de que podemos comer más, pero perder peso.

Este punto es uno de los que más me cuesta trabajar con mis clientes en las sesiones de coaching para adelgazar, existe una resistencia natural a dudar sobre si funcionará con ellas. La mayoría de las veces se sienten desconfiadas o perdidas cuando tocamos este tema y trabajamos con técnicas de relajación. Sin embargo, cuando ellas mismas lo experimentan lo describen casi como un milagro. Y me preguntan:

«¿Cómo puede ser que sin hacer dieta esté perdiendo peso?»

La respuesta, por supuesto, no es comer absolutamente todo lo que quieras o estar todo el día de vacaciones. La respuesta es que muchos de nosotros tenemos que «soltarnos» y tratar de disfrutar con lo cotidiano, porque vamos a relajarnos más y metabolizar mejor.

La conexión científicamente documentada entre el aumento de peso y el estrés es bastante convincente. Numerosos estudios clínicos han demostrado que la alta producción de cortisol está fuertemente asociada con la acumulación de grasa. Esto se debe a   que una de las responsabilidades químicas del cortisol es indicar al cuerpo que almacene grasa y no construya músculo.

Recordemos que el cortisol es la hormona clave liberada en cantidades importantes durante el estrés agudo y crónico. Las ratas y monos experimentalmente sometidos a estrés, inicialmente muestran niveles elevados de cortisol seguido por el aumento de peso. Esto ocurre a pesar de estar comiendo una cantidad normal de alimentos. De hecho, muchas personas se quejan de que a pesar de estar siguiendo una dieta baja en calorías y que hacen más ejercicio, todavía no pueden perder peso. Generalmente el estrés es la razón. Éste es especialmente el caso de los que experimentan un aumento de peso en la cintura, ya que el exceso de producción de cortisol tiene el efecto de hacer engordar la zona abdominal.

Así que si eres el tipo de persona que parece estar haciendo todo lo indicado para perder peso, pero te has quedado atascada en el mismo lugar, pregúntate a ti misma si se trata de estrés.

¿Vives una vida apresurada?

¿Estás comiendo a toda velocidad?

¿Tu trabajo exige que vivas en un estado de lucha o huida?

Si es así, entonces estar contando calorías o esforzándote como hasta ahora no te llevará a donde quieres ir. Tu tarea es hacer algo de mayor dificultad: relájate. Deja de producir tanto cortisol. Toma una respiración profunda en tu vida y dale a tus calorías la oportunidad de quemarse.

Descubre cómo haciendo menos puedes conseguir más en la mayoría de las ocasiones.

El estrés crónico también puede aumentar la producción de insulina, otra hormona fuertemente asociada con el aumento de peso. El páncreas produce insulina cada vez que hay un rápido aumento de azúcar en la sangre. Una de las maneras en que la insulina disminuye la glucosa en la sangre es diciéndole al cuerpo que almacene agresivamente carbohidratos de la dieta en forma de grasa. La insulina también le indica al cuerpo que no libere la grasa almacenada. El estrés crónico y su producción de insulina es especialmente problemático en una condición conocida como resistencia a la insulina, en el que los niveles de azúcar en la sangre se mantienen elevados. Si unimos ésto con las comidas altas en carbohidratos típicas que consumimos cuando nos sentimos ansiosos… Estaremos preparando el camino para el aumento de peso fácil y rápido.

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Así que imagínate tener que preocuparte por tu peso, seguir una dieta forzada y rígida, y convencida de tu culpabilidad por un cuerpo en el que no te sientes a gusto. Estos mensajes te pondrán en un estado de estrés. A pesar de que estás consumiendo menos calorías, estás produciendo más cortisol e insulina, que están señalando a tu cuerpo que debe aumentar de peso.

Preocuparte por la grasa aumenta la grasa. La ansiedad por la pérdida de peso puede hacer que tu cuerpo gane más grasa y la retenga.

Muchas personas usan la ansiedad y el estrés para motivarse a bajar de peso:

«No voy a hacer… hasta que no haya perdido  x kilos»

Este estrés auto-impuesto te hace sentir con energía y empuje ya que produce un tipo de hormonas para el estado de alerta como la adrenalina y la noradrenalina. Con el tiempo, sin embargo, estas hormonas de estrés recesivo pueden disminuir el ritmo metabólico. A pesar de que he visto muchos ejemplos extraordinarios, todavía parece como magia cuando las personas descubren cómo la relajación transforma sus cuerpos.

Así que la conclusión es la siguiente: no tienes que preocuparte (pero sí ocuparte) más o castigarte a ti misma con respecto a la comida. Es totalmente contraproducente estresarte acerca de la pérdida de peso, ya que el mismo estrés puede ser el responsable de que ganes peso.

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Cuéntame, ¿cuál es tu forma favorita de tener un estado de ánimo relajado en la mesa?

Si estás interesada en mejorar tu propia relación con tu imagen corporal y con la comida, puedes ponerte en contacto conmigo para el programa de 8 sesiones del Método Ancla diseñado para transformar tu relación con la comida.

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