¿Eres perfeccionista con la comida, tu cuerpo o el peso?
Si es así, entonces este post está escrito para ti. Si no eres perfeccionista, entonces puedes enviar esta información a tus amigos perfeccionistas, seres queridos, o cualquier perfeccionista por el cual te sientes frustrada porque son, bueno… perfeccionistas, y te vuelven un poco loca.
El perfeccionismo a menudo nos puede inspirar a ser nuestra mejor versión de nosotros, a estar a la altura de las circunstancias y hacer cosas increíbles.
Pero el perfeccionismo puede tener un lado oscuro, que a menudo sigue siendo desconocido e invisible para la mayoría de los perfeccionistas. Esta forma de ser puede hacer que nos contraigamos ante la vida, a estar menos disponibles personal y emocionalmente para los demás. Y en el peor de los casos, puede crear resentimiento hacia uno mismo.
Así que creo que el mejor camino para seguir hablando a las personas perfeccionistas, es a través de una carta.
Lo hago en parte porque los perfeccionistas son, en secreto, muy vulnerables a cualquier tipo de crítica, ya que en realidad es tan difícil ser perfecta que puedes sentirte un poco tensa en ocasiones. Así que aquí va:
Estimada Perfeccionista:
Estoy emocionada al escribir esta carta para ti. Por favor perdóname, porque no va a ser perfecta, y sé que tienes algunos listones muy altos. Estoy haciendo mi mejor esfuerzo, así que por favor no me juzgues tan duramente como te juzgas a ti misma. Sé que deseas tener el cuerpo ideal, y que deseas controlar tu ingesta de calorías con exquisita precisión militar. Me encanta lo duro que estás dispuesta a trabajar para lograr unos resultados perfectos, a pesar de que quieras que todos piensen que todo surgió de forma natural, y que simplemente nunca tienes hambre y no necesitas comer mucho…
Por otro lado, por mi experiencia como Responsable de Recursos Humanos, se que eres una gran persona para contratar para un puesto de trabajo porque quieres hacer las cosas bien y no puedes soportar ni los errores más pequeños. Es enternecedor ver cómo te desmoronas cada vez que tu autoestima se tambalea por cualquier cosa, escuchar las excusas que pones cuando no haces algo perfectamente…
Es especialmente alentador verte cuando estás en una buena racha, y que realmente estás haciendo las cosas perfectamente. Estás tan orgullosa de ti misma, tan fuerte y poderosa, incluso aunque te vuelvas un poco arrogante al respecto. Pero podría decirse que te lo has ganado porque, bueno, ¡estás siendo tan perfecta!
Y después ver inevitablemente tu caída en tu intento de llevar una alimentación perfecta, o al ver que te desmoronas cuando te pesas y aparece «la monstruosa» cantidad de un kilo arriba o un kilo abajo. Es que es tan inesperado y fascinante cómo puedes oscilar entre estar tan arriba y luego tan abajo…
Ahora sólo quiero hacerte saber lo mucho que nos preocupamos por ti, ya sé que no es fácil ser tú. De hecho, es un trabajo duro y te mereces un gran abrazo, porque ésto del perfeccionismo es un trabajo a tiempo completo…
Pero lo que más quiero decirte, querida perfeccionista, es que te echo de menos. Todos te extrañamos, porque cuando concentras gran parte de tu fuerza vital en ser perfecta, te olvidas de nosotros. Podrías pensar que estás mostrándote completamente, pero sentimos que estás ausente. Es así como nos sentimos. Es por eso que estamos tan frustrados contigo a veces. Y realmente no te das cuenta porque estás tan ocupada tratando de ser perfecta…
Y por cierto, no esperamos que seas perfecta. Sólo queremos que te sientas satisfecha ahora, que aprecies lo que tienes y no te angusties por lo que te falta.
Es tan difícil para nosotros cuando vemos cómo te castigas a ti misma cuando no eres perfecta. Sabemos lo que estás haciendo. Eres muy dura contigo misma y te vuelves irritable con nosotros. Sabemos que no eres perfecta, ¡qué más da! Nosotros tampoco lo somos.
Espero que te des cuenta que duele cuando nos colocas a NOSOTROS tan alto como TUS expectativas perfeccionistas. Pero realmente nos duele más cuando te atacas a ti misma porque no puedes vivir de acuerdo con tus propios ideales imposibles.
Así que, querida perfeccionista, por favor déjalo ya y acéptate a ti misma ahora. Nosotros te queremos tal cual eres. Únete al club de todos nosotros, los seres humanos imperfectos que somos un desastre de vez en cuando.
¿Ser perfeccionista te ha ayudado en algo?
¿Qué te ha enseñado el perfeccionismo?
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Si te ha gustado el post y se te ocurre que a alguien más le puede interesar, por favor compártelo. Mientras te espero con ilusión la próxima semana,
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